Entrevista do InfoLivre ao primeiro-ministro da República Saharaui, Abdelkader Taleb Oumar, após os
mais recentes acontecimentos no Sahara Ocidental
Do
seu ponto de vista, a ONU deveria reformar-se para fazer frente aos problemas atuais.
Não compreende por que razão alguns países têm direito de veto no Conselho de
Segurança.
Segundo
o diplomata, o Governo de Mariano Rajoy não avançou nada em relação ao assunto
saharaui, tal como os seus antecessores.
Na
celebração do 40.º aniversário da fundação da Frente Polisario e após o anúncio
de que a missão da ONU para o referendo saharaui (MINURSO) é renovada um ano
mais sem incluir entre as suas competências o supervisionamento dos direitos humanos,
a ex-colónia espanhola aproxima-se de uma situação de abismo que muitos peritos
vêm como um precedente que poderá desembocar num conflito de alta intensidade.
O
primeiro-ministro da República Saharaui, Abdelkader Taleb Oumar, analisa o
contexto atual do Sahara, o papel que joga a comunidade internacional através das
Nações Unidas e os vínculos afetivos que ambos os países – Sahara e Espanha. O
dirigente saharaui visitou durante estes dias Espanha por motivo da participação
nas jornadas organizadas pela Universidade Autónoma de Madrid acerca do conflito
e sua história.
Tras cuarenta años de lucha, el conflicto saharaui continúa estancado.
Tras los últimos acontecimientos, ¿hacia dónde se dirige?
Respuesta: En estos momentos estamos pendientes de
la mediación que pueda hacer Naciones Unidas. Próximamente vendrá a visitar la
zona un enviado especial. Este organizará actos bilaterales con las dos partes
del conflicto para preparar la próxima ronda de negociaciones. Paulatinamente
esperamos que el diálogo avance, ya que la propuesta de Marruecos de crear una
autonomía no convence a nadie y está caduca. Hay que buscar otros caminos
adaptados al nuevo contexto que se está fraguando en la zona.
También es necesario apuntar que cada vez son más
las voces que consideran necesaria la creación un mecanismo que amplíe la
misión de la ONU para el referéndum saharaui (MINURSO) con el fin de que este
pueda controlar el cumplimiento de los derechos humanos. Marruecos rechaza esto
pero la convicción del pueblo saharaui es cada vez mayor con respecto a sus
propios derechos.
En los últimos meses se ha producido un aumento de la violencia. ¿Esto
puede desembocar en la vuelta a las armas del Frente Polisario?
R.: La gente está impaciente y la comunidad
internacional debe dar signos claros con el objetivo de mantener la esperanza
de los saharauis. Si la población pierde la confianza en la vía pacífica y se
concluye que no es el camino más eficaz se puede dar una vuelta a las armas por
parte del Frente Polisario.
¿Cuál es la línea que se debe superar para que eso suceda?
R.: En la comunidad internacional deben ser
conscientes de que la paciencia de la población saharaui se está agotando. No
se puede decir una fecha determinada para que algo así suceda porque todo
depende de las circunstancias concretas de cada momento. Pero, insisto, es
absolutamente necesario que haya avances en el campo de derechos humanos.
¿Qué espera de la renovación de la MINURSO al año que viene, en el
2014?
R.: Esperemos que durante este año se produzcan los
avances deseados y que al fin la ONU cumpla sus propias resoluciones.
¿Cree que es factible que determinados países intervengan directamente
en el conflicto al margen de la ONU?
R.: Hasta ahora la intervención la hacen a través de
Naciones Unidas y respetan las resoluciones del Consejo de Seguridad. Estos
países apoyan los esfuerzos del secretario general y del enviado personal. No
creo que eso cambie mucho en un futuro.
¿Cuál cree que es el problema principal de la ONU? ¿Por qué este
organismo se ha visto deslegitimado en los últimos años?
R.: Desde el punto de vista jurídico, teórico o
moral las cosas parecen estar claras. Pero lo cierto es que no es así. A la
hora de tomar posiciones, los intereses de cada país prevalecen sobre los
derechos humanos. Esto es un auténtico drama. Muchos expertos dicen que
Naciones Unidas ha fracasado y exigen reformas para cambiar los mecanismos de
intervención. Por ejemplo, en el caso saharaui, Francia siempre ha
obstaculizado la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas por sus
intereses económicos en la zona.
¿Cómo se puede resolver este gran problema de la ONU? ¿En qué sentido
se debería reformar?
R.: La comunidad internacional lo está negociando
desde hace bastantes años y muchos hablan de que la estructura de hoy de
Naciones Unidas no corresponde a los nuevos cambios mundiales, sino a la etapa
de la Guerra Fría. Yo no soy alguien que pueda resolver estas cuestiones.
Además del problema político también existe una crisis humanitaria.
¿La crisis que se vive en Europa es una excusa para rebajar las ayudas
humanitarias?
R.: Todo el mundo sabe que hay una crisis en Europa,
especialmente en los países mediterráneos, y se están acometiendo duros
programas de ajuste. Esto ha tenido un impacto importantísimo en el día a día
de los saharauis. Las ayudas para el desarrollo de proyectos, el dinero
destinado a emergencias de todo tipo, las subvenciones de iniciativas
solidarias. Todo eso se ha reducido notablemente y en los campamentos tiene
repercusiones directas. En el caso de España, la reducción de ayudas es
especialmente apreciable, ya que ha pasado de ser el primero en la lista de
donantes a ser el último. Estos países tienen que entender que defendemos una
causa justa. El deber de la comunidad internacional, ya que no resuelve el
conflicto, es crear las condiciones pertinentes para que la sociedad no
desespere.
Expertos en cooperación han recomendado a los países desarrollados que
destinen un porcentaje fijo anual de su PIB a ayuda humanitaria. ¿Es esa la
solución para que un país como el Sáhara Occidental salga de la pobreza?
R.: Efectivamente eso sería una medida excepcional.
Algunos incluso invitaban a donar un 0,7% de la riqueza nacional de estos
países. Pero con la crisis todo esto se ha esfumado. No obstante, hay que
persistir y seguir exigiendo la solidaridad entre los pueblos. La ayuda mutua
es vital para el desarrollo de la humanidad.
Y en este contexto, ¿cómo valora la posición adoptada por España
durante las últimas décadas?
R.: Esta es otra dificultad realmente grave. España,
que es la expotencia colonizadora, y que lo sigue siendo aún hoy en día, no ha
jugado el papel que debería. De hecho, fue quién creó gran parte del problema
al entregar el territorio saharaui a Marruecos y Mauritania en 1976. Desde
Madrid siempre se alega que lo que se entregó fue la administración, no la
soberanía. También se posicionan con el derecho a la autodeterminación pero
ellos se quedan aquí sin hacer ningún esfuerzo. Ahora mismo la sociedad civil
española es la que está haciendo este esfuerzo. La posición de los gobiernos
españoles siempre ha estado muy alejada de las impresiones de sus ciudadanos.
En muchas ocasiones, los políticos españoles incluso se han situado mucho más
cerca de las pretensiones marroquís.
¿Ha hablado durante estos días de visita a España con algún
representante de Cooperación de España? ¿En qué dirección se están moviendo los
vínculos entre ambos países?
R.: No, no he mantenido conversaciones con nadie
cercano al Gobierno. Por nuestra parte seguimos colaborando con diversos
movimientos solidarios e instituciones que organizan actos y ponen el debate en
la calle. Con el Gobierno mantenemos el contacto. Sin embargo, no escondemos
que es triste ver que este Ejecutivo no está haciendo nada diferente al
Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero. Todo sigue en la misma línea.
¿Es factible el reconocimiento en el medio plazo por parte de España?
R.: Bueno, esto vendrá. No se cuándo pero
seguramente llegará. Evidentemente, nosotros queremos que llegue lo antes
posible.
¿Cómo ven los ciudadanos del Sáhara a España?
R.: Los ciudadanos saharauis tienen un gran aprecio
por la ciudadanía española. Especialmente fuertes son los vínculos que se han
creado gracias a los programas que envían niños saharauis a España durante los
meses de verano. Estas iniciativas hacen que haya un gran sentimiento de
amistad y cariño. También hay mucha afinidad con ciertos ayuntamientos y
comunidades autónomas. Las críticas son exclusivamente para los sucesivos
Gobiernos españoles de las últimas décadas.
¿Hay esperanza? ¿Hay futuro para el Sáhara?
R.: Estamos celebrando el cuarenta aniversario del
Frente Polisario. Antes no teníamos experiencia ni medios técnicos pero, en la
actualidad, la mayoría de los ciudadanos aceptan al Polisario como la
organización política que representa al pueblo saharaui. Hoy en día existen las
condiciones para sacar un mayor provecho de los medios humanos y materiales. Y
debemos seguir en esa línea. Tenemos todas las esperanzas puestas en que vamos
a alcanzar nuestros objetivos.
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