A proposta norte-americana de incluir entre as
responsabilidades da MINURSO a supervisão dos direitos humanos no Sahara Ocidental
criou uma forte tormenta mediática em Marrocos que não amainou com a “vitória”
de Rabat após fracassar a iniciativa. Várias foram as vozes que pediram uma
mudança na política e gestão marroquina deste assunto. Sem dúvida, o artigo que
mais polémica desencadeou em Marrocos é o que aqui publicamos, escrito por Ali
Anouzla, jornalista e diretor do site informativo marroquino independente Lakome.com,
e duramente atacado pelos setores governamentais após a sua publicação.
No es
la primera vez en la que dentro del proyecto del informe de la ONU se pide la
ampliación de las competencias de la Misión de Naciones Unidas para el
Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) para que incluya la supervisión de
los derechos humanos en el Sáhara y Tinduf. Ya se hizo la misma propuesta en
informes anteriores y Marruecos siempre logró que no saliera adelante. La
novedad esta vez es que no se trata de una simple propuesta en el proyecto del
informe elaborado por el secretario general de las Naciones Unidas y su enviado
especial en el Sáhara y presentado al Consejo de Seguridad para su aprobación,
sino que se trata de la iniciativa de uno de los miembros del Consejo de
Seguridad para presentar un borrador de resolución al Consejo de Seguridad en
el que se pide la ampliación de las competencias de la MINURSO a la supervisión
de los derechos humanos. El responsable de esa decisión es una potencia
mundial, Estados Unidos, que consideraba y sigue considerando que la iniciativa
marroquí para conceder una amplia autonomía territorial a la zona en conflicto
es «seria y creíble».
Pero
esta vez el asunto es más serio o así parece por la desconcertada reacción
oficial marroquí puesta de manifiesto en un comunicado del Gabinete Real que
califica la iniciativa estadounidense de «parcial» y «unilateral» y la
desestima con rotundidad. Parece que Rabat, a través de esta reacción, ha roto
con rapidez o de manera precipitada su vínculo con Estados Unidos, y por lo
tanto no la queda otra que intentar apoyarse en la posición francesa. Dado que
resulta poco probable que Francia se enfrente directamente a Estados Unidos
vetando la iniciativa estadounidense, la posición francesa sólo intentará
suavizar el contenido y la formulación de la iniciativa estadounidense.
Antes
de criticar la posición estadounidense o suplicar que Francia se posicione, por
qué no planteamos la pregunta directamente: ¿Por qué ese miedo de Marruecos a
la ampliación de las competencias de la MINURSO en el Sáhara a la supervisión
de los derechos humanos?
El
comunicado emitido por el Gabinete Real dice: «Por su parte, el reino de
Marruecos ha adoptado medidas voluntaristas para promover y proteger los
derechos humanos, sobre el conjunto de su territorio. Es en este marco en que
se inscriben, especialmente, el refuerzo de la independencia de los mecanismos
nacionales de los derechos humanos y la ampliación de la apertura de Marruecos
a los procedimientos especiales de las Naciones Unidas, respondiendo así a las
aspiraciones de la comunidad internacional y más particularmente del Consejo de
Seguridad» ; previamente el comunicado dice que «los esfuerzos del reino a
favor de la promoción de los derechos humanos sobre el conjunto del territorio
nacional, incluidas las provincias del sur, son saludados por la comunidad
internacional y por numerosos socios internacionales». Entonces, ¿Por qué tener
miedo en ese caso, si los derechos humanos en Marruecos son respetados y ese
respeto es elogiado por la comunidad internacional? Si es así no hay duda de
que la MINURSO elogiará también a las autoridades marroquíes por respetar los
derechos humanos lo que fortalecerá la posición de Marruecos. ¿No
debería ser recibida de buen grado esa propuesta?
El
informe del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dirigido al
Consejo de Seguridad el 8 de abril contempla en el párrafo 116 lo siguiente:
«Debido a los constantes informes sobre violaciones de los derechos humanos, la
necesidad de una supervisión independiente, imparcial, completa y permanente de
los derechos humanos en el Sáhara Occidental y los campamentos de los
refugiados Tinduf es más que urgente». Asimismo, el borrador de la resolución
estadounidense habla de la supervisión de los derechos humanos en el Sáhara y
los campamentos de Tinduf, algo que armoniza plenamente con el discurso oficial
marroquí para quien los refugiados saharauis en los campamentos de Tinduf están
«confinados» por «las bandas del Polisario». Además, Marruecos pidió en la
séptima ronda de las negociaciones informales, que tuvo lugar en Nueva York en
junio de 2011, la inclusión de la cuestión del respeto a los derechos humanos
en la agenda de las sesiones de negociación supervisadas por las Naciones
Unidas, tal y como subrayó el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Al Tayeb
al Fasi al Fihri: «Se está pidiendo encarecidamente que se cree un mecanismo independiente
que garantice protección diaria a todos los habitantes de los campamentos desde
hace más de 30 años», un mecanismo que permita a «la comunidad internacional y
a los organismos de la ONU conocer la realidad de la situación en los
campamentos y establecer un mecanismo independiente capaz de garantizar una
protección diaria». Entonces, si la ampliación de las competencias de la
MINURSO incluiría la supervisión de los derechos humanos en los campamentos de
Tinduf, ¿Por qué Marruecos se opone a la decisión? ¿No sería más
correcto aplaudirla?
Hay
quien argumenta que la ampliación de las competencias de la MINURSO atentaría
contra la soberanía marroquí en las provincias saharauis. Pero todo el mundo
sabe que ningún país del mundo reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara,
ni siquiera las Naciones Unidas. Las sedes de la MINURSO en el Sáhara no están
sujetas a la «soberanía marroquí», de lo contrario, la existencia de estas
sedes y los vehículos utilizados por los miembros de la misión para moverse, grandes
vehículos y coches todoterreno e incluso pequeños aviones, todos identificados
con el logo de Naciones Unidas y de su misión en el Sáhara, habrían sido
considerados una violación de la soberanía marroquí.
La
cuestión del Sáhara está sobre la mesa de las Naciones Unidas para que se le
encuentre una solución, y cuando Marruecos acepta negociar reconoce
automáticamente que hay un problema, pero cuando considera que la soberanía del
territorio en conflicto está zanjada, entra en una contradicción flagrante. O
bien hay un problema de soberanía, y entonces se debe aceptar la ayuda de las
Naciones Unidas para encontrar una solución, o bien se reconoce que la
soberanía marroquí está zanjada y por lo tanto no hay necesidad de acudir a las
Naciones Unidas, o negarse a colaborar con la ONU si este trato puede afectar a
la «soberanía marroquí».
Por
último, el responsable de las últimas novedades en el asunto es la parte
encargada de su gestión. En este punto deben ser definidas claramente las
responsabilidades y el gobierno actual no tiene nada que ver con la gestión de
ese asunto ni a nivel político, ni a nivel diplomático o interno. La cuestión
del Sáhara, desde que existe, ha sido y sigue siendo gestionada por los
servicios militares y de seguridad y por el Ministerio del Interior. Todas
estas instituciones siguen instrucciones directas de Palacio, que monopoliza la
gestión e incluso la información sobre la evolución del asunto.
Durante
los últimos años se han cometido muchos errores, especialmente en el ámbito del
respeto a los derechos humanos. El error más grave fue el que se cometió con el
desmantelamiento del campamento de Agdeim Izik, cuando los servicios militares
y de seguridad recibieron órdenes por la noche para atacar a manifestantes
desarmados mientras dormían en jaimas fabricadas con la ropa de las mujeres. El
resultado fue trágico y todavía ningún responsable de esos servicios ha sido
llevado a juicio o ha rendido cuentas de lo sucedido. Desde 2010, las ciudades
del Sáhara, de El Aaiún a Dajla, Smara y Buchdur, viven bajo un concienzudo
asedio policial y por algunos barrios de esas ciudades circulan día y noche
patrullas militares. La opinión pública ha visto a mujeres indefensas
arrastradas por las calles de Smara en El Aaiún y mujeres torturadas en las
calles de Buchdur sin que se haya abierto ninguna investigación sobre lo
ocurrido. Los partidos políticos y la prensa, que están armando la marimorena
por la decisión estadounidense, se han callado y siguen guardando silencio ante
las reiteradas violaciones de los derechos humanos que se cometen en el Sáhara
y fuera del Sáhara.
La
demanda de ampliar las competencias de la MINURSO es un resultado inevitable de
la política seguida en la gestión del asunto del Sáhara. Cuando esta gestión
sea democrática y esté sujeta a una autoridad que goce de legitimidad
democrática y rinda cuentas al pueblo, entonces estaremos iniciando el camino
hacia una solución que sólo será democrática.
Siempre
se dice que el asunto del Sáhara en Marruecos es un asunto del pueblo y del
régimen, pero el problema es que el régimen es el que gestiona el tema sin
consultar al pueblo al que solo quiere para aplaudir, protestar o movilizarse.
Cuando
en Marruecos haya una democracia real y llegue a su fin el poder caprichoso que
gobierna en solitario, cuando sean respetados los derechos humanos y la
dignidad de las personas por todo el país, de norte a sur, en Taza, Beni
Buayach, Emdar, Duar Shlihat, Sidi Ifni, Dajla, El Aaiún y se rindan cuentas en
el Parlamento de Rabat, solo entonces se encontrará la solución al problema.
Dice un refrán marroquí: «El gato no escapa de la casa cuando hay boda».
Fonte: http://tinyurl.com/cwr2frc
Data de publicação do artigo original: 17/04/2013
Autor: Ali Anouzla علي
أنوزلا (jornalista
marroquino e diretor da publicação lakome.com)
Traduzido do árabe para o espanhol por Mónica Carrión
Please mention the photographer http://www.flickr.com/photos/cingularite/7322213374/
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