sexta-feira, 8 de novembro de 2013

Cultura tradicional dos nómadas do Sahara Ocidental

Andoni Sáez de Buruaga numa cova onde aparecem pinturas
de girafas, feitas há pelo menos 6.000 anos, quando o deserto
era ainda um pomar com elefantes e leões.
  
Andoni Sáez de Buruaga é professor de Pré-História na Universidade do País Basco. Estudioso da cultura antiga do Sahara. Leva 9 anos de investigações e 18 expedições realizadas no terreno. A última realizou-a nos meses de setembro e outubro 2013. Registou testemunhos de antigos beduínos testemunhas vivas de uma cultura nómada do deserto que está morrendo.

Andoni Sáez de Buruaga regressa uma vez mais da região de Tiris na região mais meridional da zona libertada do Sahara Ocidental. Noutros tempos era conhecida como a região do Rio de Ouro. Tem uma extensão de 30.000 quilómetros quadrados e é habitada apenas por nómadas beduínos. Uma zona muito pouco investigada.

Este es el escrito que me enviaba Andoni previo a la entrevista en el programa de Radio Euskadi “La Casa de la Palabra”.

Anotaciones para la entrevista de Roge Blasco a Andoni Sáenz de Buruaga en “La Casa de la Palabra” (04.11.2013) sobre la última expedición al Sahara Occidental:

La cultura tradicional de los nómadas del Occidente del Sahara a través del registro de las enseñanzas y recuerdos de su experiencia y memoria

   – Dentro del trabajo de recuperación del patrimonio cultural del Tiris -esa extensa región situada a 1 millar de km al S de los Campamentos de Tindouf- solemos alternar unas misiones de contenido arqueológico, climático y medioambiental, con otras de contenido más etno-antropológico. Mientras las primeras las efectuamos habitualmente en el invierno (Enero-Febrero), las segundas las desarrollamos alguna vez en primavera (Marzo-Abril) y frecuentemente en otoño (Septiembre-Octubre).

   – En esta última misión que hemos hecho en el Sahara, hemos continuado con una labor ya emprendida años anteriores que consiste en recuperar la cultura beduina desde el recuerdo y las enseñanzas que atesoran los viejos nómadas en su memoria. Para ello, se confecciona un formulario de preguntas con una importante diversidad de sujetos temáticos que se refieren a las tradiciones y costumbres que han formado parte de la vida de los habitantes del desierto.

   – Interrogamos a personas mayores: que superen los 60 años de edad y que por tradición familiar su vida haya estado asociada a la cultura nómada. Les pedimos que nos hablen de su experiencia en el desierto y del Sahara de otro tiempo: que cierren los ojos y recuperen de la memoria aquel tiempo en que eran niños y acompañaban por el desierto a sus padres y abuelos. Ese “Sahara de otro tiempo” es precisamente el que nos interesa conocer: el que ellos pudieron apreciar en su infancia o del que oyeron hablar a sus mayores aunque ello no lo vieran.


   – Las cuestiones que les planteamos tienen que ver con las facetas habituales de la vida de los nómadas: los espacios e itinerarios que realizan; la composición de los campamentos nómadas; los instrumentos que elaboraban y en qué materiales; las prácticas socio-económicas: ganadería, caza, recolección de vegetales silvestres, cultivo de cereales; la alimentación y la conservación de alimentos por medio del secado por el aire; los remedios curativos; las creencias en diablos, espíritus y las supersticiones con ello vinculadas; etc.

   – Nuestro propósito es que estas entrevistas queden para el futuro como un documento vivo de la cultura tradicional del Sahara, relatado por sus propios actores, los nómadas saharianos. Que todo ese material recuperado, lo mismo que hoy a va a sernos útil a nosotros para poder analizarlo y saber más de esa cultura, lo sea de igual manera a otros estudiosos que en el futuro (con otros recursos interpretativos) quieran aproximarse y conocer esta forma de vida por los relatos que hemos conseguido obtener de sus auténticos protagonistas.

   Para ello, nos conducimos mediante un protocolo de actuación que implica la grabación sonora íntegra de las entrevistas -que se efectúan en lengua “hassanía” a través de un intérprete nativo-, así como la filmación y el fotografiado del contexto geográfico y humano en que se lleva a cabo la encuesta, y algunas partes del desarrollo de la misma.

   – La cultura nómada desértica es una de esas formas de vida ancestrales de los pueblos de la Tierra que inexorablemente se muere. Esto no es una presunción nuestra, sino una aseveración que nos hacen los propios beduinos. Lo cual frecuentemente les lleva a un lamento y añoranza de aquella otra buena vida de otro tiempo.

   Nuestra prioridad en estos últimos años ha sido registrar un número considerable de entrevistas, para contar con el mayor número posible de opiniones.

   De esta suerte, en los “territorios liberados saharauis”, especialmente del Tiris, hemos logrado realizar 165 encuestas que contienen un registro sonoro de más de 400 horas de diálogos efectivos mantenidos. Un material de trabajo y una base documental, sin duda, muy importantes.

   Pero, de cara a completar la perspectiva sobre la cultura nómada del Occidente del Sahara nos restaría el poder llevar a cabo una serie de programas de entrevistas en diversas áreas de Mauritania y del norte de Malí que tradicionalmente han compartido con el Sahara Occidental unas similares formas de vida. El tiempo nos dirá hasta dónde podemos llegar…

   Por otra parte, para tener una mejor comprensión de la forma de vida nómada (y no basarnos únicamente en lo que las encuestas nos revelan por la memoria y recuerdos de los beduinos), creí necesario adquirir una experiencia propia con familias nómadas para contrastar y mejor entender esos datos. Pensé, pues, que era conveniente el percibir asimismo cómo se sucede directamente el tiempo en las “jaimas”, en las actividades, en el desierto. Por esta razón, en algunas temporadas, he estado conviviendo con grupos de nómadas.

   – Algunos aspectos y curiosidades de las tradiciones y costumbres de los nómadas:

 -1) El conocimiento exhaustivo del medio: relieves, tierras, suelos, vegetales, etc.

 -2) La práctica de los itinerarios y el conocimiento de las estrellas para tomarlas como referencias orientativas.

 -3) Los alimentos “exóticos” que se llegan a comer en épocas de penuria: semillas de hormigueros, plagas de langostas, etc.

 -4) La subsistencia en momentos extremos: la extracción del agua del estómago del camello; el cuerpo interior del camello como refugio del calor, etc.

 -5) La resistencia física de las personas y la capacidad de sufrimiento: la dureza que imprime el desierto.

 -6) La frugalidad en los alimentos: básicamente aguantan con leche, agua y cebada o gramíneas silvestres. La carne está reservada para ocasiones concretas.

-7) Los valores humanos de colaboración, ayuda, generosidad y hospitalidad con el prójimo.

   Hay muchos ejemplos, pero voy a señalar un caso que toca directamente la generosidad y la ayuda. Tradicionalmente, había una bolsa o saco que se colgaba del palo central de la “jaima” y en la que cada semana se introducía un poco de alimento (arroz, cebada, azúcar, etc.) para dársela a la primera persona necesitada que pase por allá. Se la darán, en efecto, a esta persona “necesitada”, pero si ésta cree que puede hacerle más falta a otra que a ella, ésta se la dará a otra. Y si ese otro pensaría lo mismo: no tocará su contenido, y seguirá contribuyendo con su dote, si piensa que hay otro al que puede hacerle más falta que a él… Y, a veces ha ocurrido que, después de un largo recorrido, la bolsa ha regresado abultada con más productos a la “jaima” de la que partió por vez primera. Es decir, se toma algo si realmente hace falta hacerlo -por necesidad, no por placer o gusto- y se piensa en que, a pesar de que uno tenga lo justo, habrá otros que no tendrán eso… No somos sólo un producto biológico (adaptativo), sino cultural y humanista.



-8) El conocimiento no tanto de las enfermedades, sino de los remedios que pueden calmar unas dolencias (las más frecuentes derivadas de resfriados y del sistema digestivo).

-9) La fuerte creencia en la presencia de diablos (que, a veces, son muy habituales en algunas partes del desierto) y en supersticiones (como el “mal de ojo”).

-10) Historias de hombres que perdidos en el desierto llegaron a sobrevivir conviviendo con animales salvajes (como con los avestruces).

-11) El cómputo de los años que no se efectúa a partir de una fecha precisa (como la era cristiana o musulmana, o el año de la fundación de Roma, etc.), sino que cada año se fija, no por número alguno, sino por algún acontecimiento especial que tiene lugar en la vida de la cabila (o que particularmente merezca ser recordado por ellos): p. e., el año de la lluvia de las estrellas, el año de la hierba buena, el año de la abundancia de algún pasto, el año de la muerte de alguna persona reconocida, el año de las langostas, el año de la vacuna, etc.

Así, pues, numeran poco más o menos los años a partir del episodio que aconteció cuando nacieron, dándoles a los que siguen unos nombres ciertamente expresivos que tienen que ver con lo cotidiano de su vida y no con el orden de ningún sistema numeral de cómputo.


– En Febrero próximo acudiremos nuevamente al Sahara para trabajar en otros campos de estudio tan atractivos como este de la etno-antropología. En esa próxima ocasión, seguiremos investigando el proceso de evolución del “Sahara verde” a lo largo de los últimos miles de años de historia, y asimismo intentaremos seguir descubriendo la presencia de los diversos colectivos humanos asentados sobre ese espacio desde hace un buen número de cientos de miles de años.

Fonte: eitb.com

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