terça-feira, 22 de março de 2011

Intervenção de Galia Djimi, vice-presidente da ASVDH, na 16.ª sessão do Conselho de Direitos humanos da ONU


Desde a anexação pela força do Sahara Ocidental por Marrocos, a 31 de Outubro de 1975, a população civil civil saharaui no território sob controlo marroquino vive, desde então, sob o terror imposto pelas autoridades marroquinas. Este terror acentuou-se a partir de 2005, depois da população civil saharaui ter começado a organizar manifestações pacíficas reclamando o respeito pelos direitos humanos no território não autónomo e, em particular, o direito à autodeterminação.

A raíz de esto, decenas de saharauis fueron detenidos arbitrariamente y condenados por sentencias severas, los pleitos juzgados injustos por las organizaciones internacionales de los Derechos Humanos tales como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Front Line… Centenares de ciudadanos saharauis golpeados y torturados en las comisarías, locales de la policía y fuera de la ciudad en el desierto en donde fueron dejados a su suerte.

Centenares de casas de los saharauis saqueadas y sus bienes destruidos y robados. Distintas escuelas y establecimientos escolares se transformaron en sedes de interrogatorio y de intimidación de los alumnos saharauis; allí la presencia de la policía es casi permanente, lo que empujó a un número de alumnos a abandonar sus clases en primaria y en secundaria por culpa de la represión permanente.

El discurso del Rey de Marruecos Mohamed VI, pronunciado el día 6 de noviembre de 2009, emitió las líneas directivas que debían encuadrar en lo sucesivo el tratamiento por las autoridades marroquíes del dosier de los derechos humanos en el Sahara Occidental. Este discurso daba implícitamente, a los servicios de seguridad marroquíes, luz verde para tensar el torno sobre las acciones de defensa de los derechos humanos en el Sahara Occidental y les justificaba la intensificación de la represión de todas las formas de protesta pacíficas organizadas por la población civil saharaui.

De este modo, el 8 de octubre de 2009, siete defensores de los derechos humanos fueron detenidos tras su regreso de los campamentos de refugiados saharauis. Aplazados sucesivamente sus juicios, fueron registrados en el tribunal militar marroquí, que se declaró un año más tarde incompetente para juzgarles, y finalmente fueron transferidos ante un tribunal civil en Casablanca, están en espera, hasta hoy día, del pronunciamiento de sus juicios. Varios defensores saharauis de derechos humanos, observadores extranjeros y las familias de los detenidos políticos saharauis llegaron para asistir a los juicios de los siete defensores saharauis de derechos humanos que tuvieron lugar el 15 de octubre 2010, el 5 de noviembre 2010 y el 17 de diciembre 2010 en el tribunal de primera instancia de Aïn Sbaâ en Casablanca (Marruecos). Y fueron intimidados, acosados y atacados violentamente por algunos abogados y decenas de civiles marroquíes encuadrados ciertamente por agentes del servicio de información marroquí.

Desde el 23 de febrero 2011, Brahim Dahan, presidente de mi asociación ASVDH, Nasiri Ahmed, miembro de la misma asociación y Ali Salem Tamek, vice presidente del CODESA, considerados como presos de opinión por Amnistía Internacional, estos tres dentro de los siete defensores, llevan una huelga de hambre para reivindicar su libertad incondicional o un juicio justo y equitativo.

Campañas mediáticas chauvinistas que hacen circular mensajes del odio y del racismo contra civiles saharauis que reclaman el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, fueron lanzadas por ámbitos conservadores marroquíes (hombres de Estado, de partidos políticos, sindicatos, sociedad civil y prensa escrita y audiovisual).

El 13 de noviembre 2009, las autoridades marroquíes con complicidad absoluta del gobierno español, expulsaron a la defensora de los derechos humanos Aminatu Haidar a Lanzarote en las Islas Canarias en donde llevó una huelga de hambre durante 32 días, un combate apoyado por los movimientos de solidaridad y toda la sociedad civil española para regresar a su país y a su familia.

El Estado marroquí intensificó la estrategia de la modificación del mapa demográfico del territorio del Sahara Occidental bajo su control, poblándolo con decenas de miles de civiles marroquíes. La población saharaui activa, que es una minoría, se encontró entonces sufriendo el paro, mientras que los empleos son adjudicados prioritariamente a los marroquíes residentes en los territorios del Sahara Occidental.

Por acumulación de los factores mencionados antes, se generó la agravación de la precariedad de las condiciones de vida de los saharauis y la emergencia en el seno de la población civil saharauis de un sentimiento de decepción, de pérdida de confianza en las promesas hechas a ellos por las autoridades marroquíes en cuanto a la mejora de sus condiciones económicas y sociales. Por otro lado, mostrada la indiferencia por la comunidad internacional con respecto a la búsqueda de una solución del conflicto del Sahara Occidental que garantice al pueblo saharaui el placer de practicar su derecho a la autodeterminación a través de la organización de un referéndum libre, equitativo y imparcial, era de gran urgencia para la población saharaui lanzarse a la lucha de forma pacífica sin precedentes.

De este modo, en señal de protesta contra las condiciones socio-económicas precarias en las cuales vive la población y también contra la aflicción de la represión y la discriminación marroquíes practicadas contra el pueblo saharaui, fue registrado el día 10 de octubre 2010 un desplazamiento masivo y voluntario colectivo de la población saharaui hacia Gdeim Izik, fuera del perímetro urbano de la ciudad de El Aaiún (Sahara Occidental). Miles de civiles saharauis dejaron la ciudad para erigir un campamento, que durante un mes fue sobrevolado por helicópteros y rodeado por un dispositivo importante de seguridad y sobre todo por agentes del Ejercito marroquí, que no dejaron de golpear salvajemente a los civiles saharauis que intentaban volver al campamento, de destruir sus bienes y de imponer restricciones en cuanto al aprovisionamiento del campamento en agua, alimentos y medicamentos.

En estas circunstancias de cuadrícula militar, hemos registrado a varias víctimas de las cuales el caso más grave es el de la ciudadana saharaui Jadiyatu Banda, quien sufre hoy de una paraplejia total. Dos días después de su incidente, el 24 de octubre 2010 se generó otra víctima; el menor saharaui ELGARHI ENNNAYEM de 14 años, falleció tras ser el blanco de balas por elementos del ejército marroquí.

Los cinco jóvenes saharauis que le acompañaban a bordo de un coche fueron heridos gravemente por balas y torturados violentamente. Convoys de fuerzas de la policía y del ejército marroquíes venidos de ciudades marroquíes se vieron afluir hacia El Aaiún en el Sahara Occidental desde el primer día del desplazamiento de la población saharaui.

Desde la instalación de las primeras jaimas, la prensa y la clase política marroquíes no dejaron de circular un mensaje del odio y del chauvinismo contra los civiles saharauis que escogieron protestar pacíficamente en el desierto, fuera de la ciudad de El Aaiún en el Sahara Occidental.

El lunes 8 de noviembre 2010, al amanecer, el ejército marroquí acompañado de helicópteros militares organizó un asalto violento para desmantelar el campamento. Durante este asalto violento, los tiros con balas de caucho, bombas lacrimógenas y cañones de agua caliente han sido utilizados contra los desplazados. Centenares de civiles saharauis durmiendo fueron golpeados salvajemente por los elementos del ejército marroquí., de las fuerzas auxiliares y de la gendarmería real marroquí. Hubo civiles saharauis muertos tras el asalto violento en cuestión. Varias mujeres y niños fueron traumatizados y atravesaron todo el recorrido de 12km a pie bajo la amenaza y el golpe de las fuerzas auxiliares.

El balance de víctimas de este crimen es muy grave; dos centenares de heridos dentro de ellos heridos por balas, y otros atropellados por coches de estos servicios. Además centenares de civiles saharauis fueron detenidos y torturados ferozmente y la mayoría de ellos fueron agredidos sexualmente. Una veintena de ellos fueron transferidos ante el tribunal militar marroquí en Rabat, mientras más de 160 debían comparecer ante el tribunal de apelación en El Aaiún, con presencia de jefes de inculpación de carácter penal, y algunos fueron puestos en libertad provisional.

Después de que el ejército marroquí ha sembrado el terror en el interior del campamento, miles de civiles saharauis se evadieron hacia la ciudad de El Aaiún en el Sahara Occidental para salvar sus vidas. Los heridos dentro de los evadidos no pudieron acceder a asistencia en hospital, otros heridos detenidos fueron torturados violentamente y maltratados en el seno del hospital militar por parte de enfermeros, médicos y gendarme guardián.

Miles de jaimas, sus muebles, y decenas de coches dejados en el campamento cuando los desplazados dejaron el lugar, fueron destruidos y quemados por los elementos del ejército marroquí. Cuando llegaron los saharauis evadidos a El Aaiún, estallaron manifestaciones con reclamación del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y la independencia del Sahara Occidental en la mayoría de los barrios de la ciudad en donde los habitantes son autóctonos.

Ayudadas por milicias de civiles marroquíes, las autoridades marroquíes con todos sus componentes (el ejército, la policía, la gendarmería y las fuerzas auxiliares) habían reprimido brutalmente a los manifestantes saharauis y atacado a varios de ellos con balas. Las casas de civiles saharauis fueron saqueadas por la policía y los milicianos, y sus muebles fueron destruidos y robados. Decenas de coches pertenecientes a los saharauis fueron destruidos y quemados por estos milicianos marroquíes.

Durante un mes, toda la ciudad de El Aaiún en el Sahara Occidental fue controlada por patrullas del ejército marroquí que circulaban en todos sus barrios y protegían a los elementos de la policía marroquí, que habían hecho registros domiciliarios para detener a los jóvenes saharauis sospechosos de haber participado en las manifestaciones.

El ejército marroquí que utilizó escuelas como cuartel general y lugar de interrogatorio de los civiles saharauis detenidos imponía una cuarentena militar total a la población saharaui que se encontraba durante un mes bajo un verdadero estado de sitio. Durante este mes de cuarentena militar, a los periodistas sobre todo españoles y los observadores extranjeros les fue prohibido venir a El Aaiún en el Sahara Occidental para ver de cerca la situación alarmante de los derechos humanos registrada tras el desmantelamiento violento del campamento de Gdeim Izik.

Visto que la cuarentena militar, de seguridad y mediática reinaba en la ciudad de El Aaiún durante un mes, los defensores saharauis de los derechos humanos eran incapaces de recoger todas las informaciones sobre la violación de los derechos humanos cometida por las autoridades marroquíes en El Aaiún desde el 8 de noviembre 2010. Fue con muchas dificultades que mi asociación pudo establecer su informe sobre el acontecimiento que se puede consultar en nuestra página web: www.asvdh.net

El 23 de diciembre 2010, el joven Said Dambar fue matado de un tiro de balas por un policía marroquí, desde entonces el fallecido todavía no está enterrado y la familia reclama la apertura de una investigación justa y equitativa.
En la tarde del 25 de febrero en Smara, Sahara Occidental, un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, bachilleratos, universitarios y diplomados en paro se manifestaron para reclamar su derecho al trabajo. Las fuerzas de seguridad marroquíes intervinieron contra ellos violentamente y pusieron fin a la sentada, resultando una docena de heridos.

La noche del 25 al 26 de febrero, en paralelo al Festival de Dajla, barrios de autóctonos saharauis conocidos por su militancia fueron el blanco de un asalto sistemático de la parte de civiles marroquíes ante los ojos de las fuerzas de seguridad, este asalto produjo daños importantes tales como ciudadanos heridos, casas incendiadas, coches destruidos y quemados y tiendas saqueadas y robadas. Los saharauis de Dajla hicieron una sentada para denunciar esta violación flagrante, decenas de representantes de distintas administraciones locales presentaron su dimisión como gesto de protesta contra estas intervenciones brutales y racistas practicadas contra los saharauis civiles desprovistos de toda protección.

El 2 de marzo de 2011, una intervención brutal en El Aaiún se produjo contra centenares de saharauis civiles, la mayoría de ellos eran mujeres, que se manifestaban para reivindicar sus derechos fundamentales y la liberación de los presos políticos saharauis.

Todo eso ocurrió lejos de los ojos de los medios de comunicación por el embargo que pone Marruecos a la región.

Con sus intervenciones bárbaras y su reclutamiento de milicianos marroquíes para reprimir a la población saharaui, las autoridades marroquíes alimentan el chauvinismo en el seno de la población civil marroquí y alientan ciertamente el odio y la venganza entre los marroquíes y saharauis, lo que va seguramente a desestabilizar la paz en la región. Pese a la subida del chauvinismo marroquí desde 1999 y la represión atroz que lo acompaña, la población civil saharaui siguió llevando una resistencia pacífica y no violenta. En los anales de la lucha de los pueblos para exigir el respeto de sus derechos legítimos, la población saharaui constituye una excepción.

Ella no ha recurrido nunca a las acciones violentas o de carácter terrorista, ni contra las autoridades marroquíes ni contra los civiles marroquíes residentes en el territorio del Sahara Occidental bajo control marroquí. Esta población civil prefirió siempre contar con la legalidad internacional y el apoyo de la comunidad internacional para hacer exigir el respeto de sus derechos legítimos.

Es una población que ha elegido una lucha SANA. Es portadora de un mensaje de PAZ y de TOLERANCIA. Pero desgraciadamente, frente a la indiferencia mostrada por la comunidad internacional con respeto a los llamadas de los defensores saharauis de derechos humanos pidiendo hacer presiones a Marruecos para que éste respete los derechos humanos en el Sahara Occidental, los jóvenes saharauis desesperados, replicaron violentamente contra las autoridades marroquíes y todos símbolos del Estado marroquí a raíz del desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik.

Es desgraciado ver a la juventud de mi país recurrir a la violencia para exigir los derechos legítimos del pueblo saharaui. También desgraciado es ver la comunidad internacional seguir mostrando su indiferencia en cuanto a la exigencia de la resolución del conflicto del Sahara Occidental conforme a la legalidad internacional. Me dio dolor hoy cuando el Alto Comisario para los Derechos Humanos, en su informe anual, no ha pedido la apertura de una investigación a raíz del acontecimiento de Gdeim Izik.

En este contexto, para protegerse contra toda eventual guerra que pueda estallar entre los civiles saharauis y los milicianos marroquíes encuadrados por las autoridades marroquíes y parar todas eventuales situaciones de desesperanza que puedan empujar a mis compatriotas saharauis a recurrir, para exigir la garantía de su derecho a la autodeterminación, a acciones más violentas como las que sacudieron este año Túnez y Egipto.

Como ciudadana saharaui, madre y vice presidente de la ASVDH, interpelo a los pueblos, la clase política, la sociedad civil y los intelectuales del mundo entero, sobre la situación alarmante de los derechos humanos en el Sahara Occidental, y les llamo sinceramente para hacer acciones políticas concretas y para ejercer además presiones sobre el gobierno marroquí para que asuma su responsabilidad moral y jurídica hacia el pueblo saharaui y contribuir eficazmente en su calidad. De este modo quiero pedirles;

— La aplicación, por la ONU, de una comisión internacional encargada de investigar sobre los acontecimientos sangrientos generados el 8 de noviembre 2010 en el campamento de Gdeim Izik y en El Aaiún, bajo control marroquí y sobre todas las violaciones de derechos humanos cometidas por las autoridades marroquíes contra civiles saharauis desde la anexión por fuerza del Sahara Occidental por Marruecos.

— La protección por la comunidad internacional de los civiles saharauis contra los sufrimientos de la represión de las autoridades marroquíes y los milicianos de civiles marroquíes encuadrados por éstas.

— La ampliación, por el Consejo de Seguridad, del campo de competencias de la MINURSO a la vigilancia de la situación de los derechos humanos en el Sahara Occidental o bien la atribución de esta competencia a un mecanismo de la ONU

— La aplicación para el Sahara Occidental de las convenciones internacionales relativas al pillaje y la explotación de los recursos naturales y pesca de los territorios no autónomos, la creación de un mecanismo de la ONU para atribuirle la competencia del control de estos recursos o bien la atribución por el Consejo de Seguridad de la ONU de este control a la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental)

— La resolución del conflicto del Sahara Occidental conforme a la legalidad internacional y el respeto del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.

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