Durante vários dias do mês de novembro de 1975 foi gerado um
dos episódios políticos mais vergonhosos da recente história espanhola. A 14 de
novembro daquele ano, foram assinados no Palácio de Zarzuela os chamados Acordos Tripartidos de Madrid, uma declaração de princípios em que se consagrava a
retirada espanhola do território do Sahara Ocidental em menos de um ano e a
implantação de uma administração temporária da responsabilidade de Marrocos e Mauritânia.
Os aspetos económicos dos acordos foram Incluídos noutras
atas, onde eram reconhecidos os direitos de pesca nas águas do Sahara a 800
barcos espanhóis, assim como outros direitos em águas marroquinas. Da mesma
forma e pelos mesmos acordos, Espanha vendeu a Marrocos 65% da empresa exploradora de fosfatos, Fos
Bucrá, por 5 850 milhões de pesetas. Este texto significava "formalmente" a transferência unilateral do território, ignorando por completo as
diretrizes da ONU.
As tristes consequências desses acordos continuam,
infelizmente, a fazer-se sentir até hoje, com metade da população saharaui em campos
de refugiados na Argélia e a outra em território ocupado ilegalmente.
Estes acordos são ilegais do ponto de vista do direito
internacional. Entre a literatura escrita sobre este acordo, destaca-se (e , em
geral, sobre a origem do conflito) o livro "A História Proibída do Sahara
Espanhol" , escrito pelo jornalista Tomás Bárbulo. Baseando-nos
principalmente em dados deste livro ( quando não, será citada especificamente a
fonte) abordamos a questão do ponto de vista nominativo, ou seja, a partir da
perspetiva e atuação de diferentes personagens considerados chave nesse
processo.
Antonio Carro fala com um grupo de procuradores saharauis nas Cortes franquistas espanholas |
Antonio
Carro
En
enero de 1974, recién nombrado ministro de Presidencia, se trasladó a El Pardo
para consultar a Franco sobre la cuestión del Sahara. Expuso las presiones de
Naciones Unidas y fue encargado por el director para elaborar el proyecto de un
estatuto de autonomía para el territorio saharaui que nunca llegó a promulgarse.
En una visita a El Aaiún, mientras se organizaba el censo para un referéndum
que nunca llegaría a producirse, Carro le manifestó al coronel Emilia Cuevas,
“Está muy muy bien (el referéndum). Pero aquí veo un defecto grave. Que tal y
como usted lo ha planteado, no hay manera de adulterar el resultado. Mantuvo
encuentros en Madrid con representantes del Gobierno de Marruecos y también en
Rabat. Allí se desplazó Carro, quien asistió junto al embajador español en la
capital marroquí, Martín Gamero, hasta un hotel de Agadir. En la cena, con
varios ministros marroquíes, Carro llegó a preguntar directamente, “¿qué
pretenden ustedes, la guerra?”. Al día siguiente mantuvo un encuentro con el
propio Hassan II en el que el Rey de Marruecos afirmó: “Sólo estoy dispuesto a
disolver la Marcha Verde si antes ustedes me entregan el Sahara”. “No estoy
autorizado para dar la garantía que pide Su Majestad”, contestó Carro. A pesar
de que Carro argumentó las dificultades para abandonar unilateralmente el
territorio, sobre todo de cara a la opinión pública, Hassan II insistió.
Al
llegar esa misma noche al hotel redactó una carta pidiéndole que retirara la
Marcha Verde a cambio de abrir negociaciones tripartitas con Marruecos y
Mauritania. Carta, que leyó por teléfono a Arias Navarro, presidente del
Gobierno durante la enfermedad de Franco. Cinco horas después, una vez recibido
el consentimiento, Carro se trasladó al Palacio Real, le entregó la carta a
Hassan II. “De acuerdo, deme la carta, mañana anunciaré por radio el fin de la
Marcha”. Fue uno de los firmantes de los Acuerdos de Madrid el 14 de noviembre
y el encargado de pronunciarlo ante las Cortes el día 18. Posteriormente, en
marzo de 1978 declararía en las Cortes, entre otras cosas, que “Fue preciso en
todo momento evitar cualquier riesgo de guerra” y que básicamente no había otra
solución.
Francisco
Franco
francisco
francoEl dictador se encontraba en un delicado momento de salud, de hecho
durante los acontecimientos de noviembre de 1975, actuaba en su nombre Arias
Navarro. La idea inicial de Franco, presentada ante Carro en enero de1974
consistía en dilatar la descolonización otorgando al Sahara un estatuto de
autonomía que pusiera su administración en manos de los nativos saharauis. En
la práctica, las decisiones que tomaran los saharauis tendrían que ser
sancionadas por el Gobierno de Madrid, pero se pensaba que las presiones de la
ONU se rebajarían de esa manera. Ese proyecto cayó en manos del Gobierno
marroquí en julio de 1974 quien amenazó con la movilización general de sus
súbditos para recuperar sus territorios. En junio de 1975 recibió la visita del
secretario general de la ONU, Kurt Waldheim al que comunicó su intención de
seguir adelante con el referéndum. Pocas horas antes de anunciarse su muerte,
la ciudad de Smara, en territorio saharaui administrado por España, era
bombardeada por Marruecos. La población española tenía asuntos más importantes
durante el día 20 de noviembre que reparar en la situación de la colonia. Hay
quien dice que una de las claves de la traición al Sahara se cristaliza
precisamente en el estado de salud de Franco, incapaz de transmitir su posición
real o, al menos, inicial. Los Acuerdos de Madrid se firman 6 días antes del
anuncio oficial de fallecimiento.
Hassan
II
hassan2El
Rey de Marruecos fue sin duda el gran ganador de este conflicto. Incluso hasta
hoy en día permanece el legado de lo que se denominó como el “Gran Marruecos”.
Un expansionismo nacionalista implantado en la sociedad marroquí desde su
independencia de Francia y que Hassan II utilizó a la perfección para sus
intereses. Ya desde mediados de los años 60, Marruecos comenzó a reivindicar el
territorio en la Asamblea de la ONU. Durante el año 1974 se producirá una gran
ofensiva anexionista marroquí, llevada a cabo desde diferentes ámbitos del
Gobierno del país. El autor Francisco Villar apuntaba en su libro “El proceso
de autodeterminación del Sahara” una serie de causas por las que se
intensifican las pretensiones. Entre ellas, destaca las sospechas del posible
camino del Sahara hacia la autodeterminación, puesto que España daba pasos
hacia el referéndum. Esto, sumado al crecimiento del Frente Polisario o al
apoyo aliado de Giscard D´Estaing, recién elegido presidente de la República
Francesa, hace que se comience a desarrollar una impresionante campaña política
y social y se geste la militar. Ante esta situación, Hassan II convoca el 17 de
septiembre de 1974 a una rueda de prensa que fue multitudinaria. En ella
propuso a España acudir al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya para
discernir los vínculos de soberanía del territorio saharaui. Esa petición fue
un triunfo diplomático para Hassan II, ya que obtuvo respaldo y participación
de Mauritania e incluso Argelia, en la órbita de la URSS pero sin estrategia
clara, dio su visto bueno. El Rey de Marruecos sabía que el dictamen de La Haya
le podía resultar desfavorable, por lo que buscó apoyos externos. El 15 de
octubre se entrevistó con el Secretario de Estado norteamericano, Henry
Kissinger, quien desde el primer momento mostró la posición cercana de EEUU
hacia Marruecos. En una jugada de nuevo maestra para sus intereses, el 16 de
octubre de 1975, tras anunciarse el dictamen de La Haya, se dirigió a su país a
través de la radio y televisión. El monarca manipuló el dictamen silenciando
los párrafos que negaban la soberanía marroquí sobre el territorio y se sacó de
la manga que el Tribunal había establecido la legitimidad marroquí. Proclamó,
“No nos queda más que recuperar nuestro Sahara, cuyas puertas se nos han abierto”.
El ejército marroquí ya se había posicionado cerca de las fronteras, pero el
Rey anunció la “Marcha Verde”, una marcha de civiles hacia el territorio aunque
acompañada de las tropas militares. La marcha se fue adentrando en el
territorio, incluso rompiendo las alambradas, creando momentos de tensión
extrema conforme avanzaba dentro ya del territorio administrado por España.
Sólo hasta que Carro le entregó la carta de compromiso de retirada, el 7 de
noviembre, la marcha se comenzó a retirar.
José María de Areilza e o Secretario de Estado dos Estados Unidos, Henry Kissinger |
Henry
Kissinger
Henry
KissingerMucho se ha escrito y comentado sobre el papel de EEUU en la
preparación de la Marcha Verde. Sobre todo, se personifica en la figura de
Henry Kissinger, secretario de Estado norteamericano. El 15 de octubre de 1974
se entrevistó en Rabat con Hassan II, aunque no trascendió el contenido de la
conversación sí que se supieron las advertencias a la Casa Blanca: “Temo mucho
que tengamos que enfrentarnos a una nueva crisis. Los marroquíes tienen un aire
muy decidido”. El 21 de agosto, Kissinger, desde Jerusalén, envió un telegrama
desde la Embajada de EEUU en Beirut y dirigido a Rabat. “Laissa podrá andar
perfectamente dentro de dos meses. Él la ayudará en todo”. Este telegrama fue
reproducido por la prensa internacional de la época y jamás fue desmentido.
Supuestamente, Laissa sería la Marcha Verde y ese “él”, los Estados Unidos.
Aunque algunos historiadores, como el norteamericano Charles Powell, ponen en duda la participación directa de EEUU en la Marcha Verde, en los últimos años,
el portal Wikilieaks ha sacado a la luz nuevos datos. En ellos se pone de
manifiesto la complicidad entre Marruecos y EEUU, así como el traspaso
progresivo de armas desde principios de los años 70. Del mismo modo, los
diplomáticos estadounidenses desconfiaban plenamente de España y, sobre todo,
de la independencia del Sahara.
Jaime
de Piniés
Embajador
de España ante la ONU, con residencia en Washington. El diplomático llevaba 15
años moviéndose por los pasillos de Naciones Unidas, había presidido el Consejo
de Seguridad y en su currículum se encontraban los procesos descolonizadores de
Guinea Ecuatorial e Ifni. Recibió la visita de Pedro Cortina en julio de 1974,
quien le explicó el proyecto de autonomía que pretendía Franco. “No servirá
para nada”, señaló De Piniés. “A la comunidad internacional no le interesa si
se le da a la población más o menos participación en la administración del
territorio, lo que espera, al cabo de tantos años, es que las promesas se
materialicen. Ante la respuesta de Cortina de que dudaba si conseguirían algo
más, De Piniés pronunció una profética sentencia: “Pues entonces ya podemos
prepararnos para los conflictos que nos van a caer encima”. Posteriormente,
tras el aparente cambio de rumbo repentino de Arias Navarro, sería el encargado
de comunicar a la ONU que el referéndum para la autodeterminación del
territorio se celebraría durante los seis primeros meses de 1975. Tras observar
los avances “diplomáticos” de Marruecos para tumbar el referéndum, el embajador
redactó un plan para frenar la ofensiva marroquí. Consistía en entregar varios
islotes a Marruecos y negociar un plazo de 20 años para la retirada de Melilla.
Ceuta sería entregada si se recuperaba por otra parte Gibraltar. Todo, a cambio
de un renuncio de Marruecos sobre el Sahara. El plan fue firmemente rechazado
por el Gobierno. Fue defensor del referéndum a pesar de ciertas dudas sobre el
tamaño de la población saharaui que existían en la ONU. Puso de ejemplo para
ello a las Islas Comores y Granada, con procesos parecidos. A principios de
noviembre redactó una carta dirigida a Arias Navarro en la que denunciaba el
doble juego del Gobierno para llegar a un acuerdo con Rabat al margen de las
decisiones internacionales
El embajador ante la ONU terminó denunciando el doble juego del Gobierno español
Entre
los días 11 y 13 se reunió con Waldheim, quien le transmitió su propuesta de
tutela de la ONU en el territorio. Él fue el encargado de enviarlo al Gobierno
español, que ya se encontraba casi en la redacción de los Acuerdos de Madrid.
Días más tarde presentó su renuncia ante el Ministro de Exteriores aunque aún
acudió a la ONU para señalar que si esta institución quería hacer correcciones
sobre este documento. La ONU estableció la necesidad de realizar un referéndum
para culminar la descolonización. “Tienes que comprender que a mí tampoco me ha
satisfecho”, contestó De Piniés a los gritos de Waldheim diciendo que “todo
había sido una farsa”.
Juan
Carlos de Borbón
juan
carlos de borbonEl 1 de noviembre de 1975, Juan Carlos, ejerciendo como
Príncipe y Jefe de Estado en funciones, convocó en La Zarzuela a varios miembros
del Gobiernos y a los jefes del Estado Mayor del Ejército: “Mañana tomaré un
avión para ir a El Aaiún”, dijo. A pesar delas reticencias de Arias Navarro o
Cotina, Juan Carlos estaba decidido y el día 2 aterrizó en la capital del
Sahara. Ante los mandos militares pronunció una arenga: “España cumplirá sus
compromisos (…) deseamos proteger los legítimos derechos de la población civil
saharaui (…) Se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve
intacto su prestigio y su honor”. Este discurso fue la antesala de la Marcha
Verde, cuatro días después. Antes, Juan Carlos también se había reunido con el
primer ministro de Hassan II, Ahmed Osmán, sin resultado que cambiara la
situación. Posteriormente, el portal Wikileaks descubrió una serie de cables en
los que se mostraba la complicidad entre el actual Jefe de Estado de España y
el Gobierno de Marruecos, básicamente actuando como informante de los planes de
Franco. En sectores militares se habla de traición directa de Juan Carlos al
pueblo saharaui y, por extensión, al Ejército español.
Arias
Navarro
Presidente
del Gobierno tras el asesinato de Carrero Blanco. Su única cualidad política,
señala el libro de Bárbulo, era su estricta fidelidad a las órdenes de Franco.
Con el dictador enfermo, no fue un hombre capaz de tomar decisiones firmes para
solventar el conflicto. En un primer momento dio vía libre a la celebración del
referéndum, pero más adelante fue el encargado de enviar a José Solís a
Marruecos para negociar con Hassan II la paralización de la Marcha Verde. Arias
ordenó al Alto Estado Mayor que diera orden de abandonar el territorio a partir
del 10 de noviembre, en un dispositivo que se llamó “Operación Golondrina”. Fue
el encargado de dar el consentimiento oficial a Hassan II para que parara la
Marcha Verde, comprometiéndose a abandonar el territorio mediante la mediación
de Carro. Estuvo presente y fue firmante de los Acuerdos de Madrid.
Kurt
WaldheimSecretario General de la ONU. Junto a De Piniés, se entrevistó con
Franco en junio de 1975. Mantuvo en un primer momento ciertas dudas sobre la
postura española en el conflicto aunque intentó en todo momento buscar una
solución equilibrada. En octubre de 1975 comenzó un recorrido por los países
implicados en el conflicto. En un intento a la desesperada, el día 11 de
noviembre llama a De Piniés y le comenta lo siguiente: “Puesto que ya no
resistís la presión y queréis marcharos del Sahara, yo me haré cargo del
territorio y lo llevaré a la autodeterminación. Sólo necesito que me dejéis
provisionalmente un contingente militar de 10.000 legionarios a los que
colocaríamos bajo bandera de la ONU”. Intentó que este plan no llegara a oídos
del Gobierno marroquí. El día 13 le entregó a De Piniés su plan redactado. Ya
era tarde. “Esto ha sido una farsa, me habéis engañado”, gritó Waldheim a De Piniés
por los pasillos de la ONU.
Pedro Cortina Mauri
Ministro de Asuntos Exteriores. Fue enviado a Washington para presentar en la
ONU el proyecto inicial de Franco. “Es lo que hay, lo que nos da Presidencia
del Gobierno y con ello habrá que trabajar este año”, le dijo en ese momento a
De Piniés. En el encuentro en Madrid con los enviados de Hassan II, defendió
que España debería cumplir el referéndum de la ONU. De hecho, fue el encargado
de convencer a Arias Navarro para que llevara a cabo esta consulta. Cortina era
una de las personas del Gobierno que con más firmeza defendía el derecho de
autodeterminación, eso hacía sentir reparos hacia su persona a las autoridades
marroquíes. Visitó Argelia, y sus gestiones habían facilitado el intercambio de
prisioneros entre España y el Polisario. Pese a todo, finalmente participó en
la firma de los Acuerdos de Madrid como titular de Exteriores.
Ministro
del Movimiento, una de las personas del Gobierno con ideas más promarroquíes.
Arias le encomendó la misión de desplazarse a Marruecos a convencer a Hassan II
de que parara la Marcha Verde. Asesoraba los negocios del Rey marroquí en
España. Se entrevistó dos horas con el monarca (junto a Martín Gamero,
embajador de España en Marruecos). En dicha entrevista Solís propuso a Hassan
II que la marcha se detuviera una vez traspasada la frontera. “Su Majestad
puede estar seguro de que a España le interesa una monarquía fuerte en
Marruecos. Los enemigos de esa monarquía son nuestros mismos enemigos”, le
dijo. Solís propuso incluso retirarse de inmediato, y luego una conferencia
cuatripartita, que Hassan II rechazó por la presencia de Argelia. “Sólo para
guardar las apariencias. España está dispuesta a ayudar a Marruecos para que
acabe quedándose con el Sahara”, dijo Solís. Aparece como firmante de los
Acuerdos de Madrid y la entrevista mencionada fue una de las claves de la
presión que Marruecos ejerció sobre España sobre su cumplimiento de palabra.
Gómez
de Salazar, General. Gobernador del Sahara desde 1974. No tenía mucha idea de
cuáles eran los planes concretos de España en el territorio. De hecho, le dijo
al secretario general del Polisario el día 22 de octubre que Solís había
visitado Marruecos para transmitir al Rey que su Marcha Verde fracasaría. Días
más tarde puso en marcha el repliegue de las tropas españolas. “Si no estalló
el conflicto fue debido a la disciplina del general Gómez de Salazar”, señala
el libro de Bárbulo. De todos modos, no frenó a oficiales que pasaron
información confidencial o las deserciones entre su tropa. Para muchos
militares, el abandono fue una ofensa a la nación española, una traición y una
vergüenza histórica. Además, los mandos militares vivieron una gran confusión
sobre quién era su enemigo y sobre la situación creada. En una conversación con
Jaime Perote, capitán militar, le dijo: “¿Crees que no pienso que España podía
haber escrito una página de justicia, integridad y prestigio? ¿Crees que no
estoy convencido de que, si hubiese sido necesario, nuestro ejército habría
derramado una de las sangres más puras de su historia?”.
Fonte: latitud194.com / Por Miguel Muñoz Ortega
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